Soriano jugó un papel importante en el
proceso emancipador del país
En este año que se celebra el
bicentenario de la Declaratoria de la Independencia. En el
departamento de Soriano se vienen realizando diferentes actividades
resaltando el papel que
jugaron los actores locales en ese proceso
que derivó en la conformación del Uruguay que conocemos hoy.
El Uruguay está celebrando el bi
centenario de los hechos históricos de 1825. Hechos que formaron
las características políticas y culturales de nuestra actual
sociedad y en el cual Soriano tuvo un protagonismo importante.
Porque mientras en la Florida se declaraba la independencia, por
estas tierras se peleaba, cuerpo a cuerpo con las tropas brasileras.
En Villa Soriano, en Dolores, en Mercedes, en hechos protagonizados
por vecinos de la zona.
A dos siglos de los hechos que gestaron
el Uruguay como proyecto colectivo, el Director Nacional de
Educación, Gabriel Quirici, propone una mirada crítica y
esperanzada sobre nuestra historia. Desde la revolución rural y
popular que desafió las élites, hasta el espíritu republicano que
aún nos distingue en la región, Quirici reivindica la diversidad
territorial, la participación de los pueblos y el desafío de
transmitir esos valores a las nuevas generaciones.
También el profesor Santiago
Zefferino reflexionó, en una charla dirigida a escolares
mercedarios, haciendo hincapié en la importancia que tuvieron en
aquellos acontecimientos, los pobladores y personajes de Soriano.
Enfatizando que si bien la historia recuerda los grandes hechos
ocurridos especialmente en Montevideo, en esta parte del país
ocurrieron hechos que fueron determinantes para que finalmente se
pudiera declarar su independencia.
Más de 10 mil trabajos entre pintura, dibujos, y grabados que vienen siendo catalogados y registrado por un grupo cuyo, núcleo son los nietos del artista plástico, y que significa una tarea fundamental para preservar el legado pictórico del artista plástico
El Arq. Fernando Cabezudo dialogó con @gesor del trabajo que se viene realizando en torno a la obra de su padre. Más de 10 mil trabajos entre pintura, dibujos, y grabados que vienen siendo catalogados y registrado por un grupo cuyo núcleo son los nietos del artista plástico, y que significa una tarea fundamental para preservar el legado pictórico del artista plástico. Previo a la apertura de la muestra que se inauguró en Pinacoteca Eusebio Giménez, Fernando Cabezudo hijo habló de Fernando Cabezudo padre y el trabajo que se viene realizando para preservar esta valiosa obra.
Fernando, se inaugura una muestra que compila gran parte del trabajo de lo que fue la producción artística de tu papá. ¿Qué sensación te provoca recorrer todo este trabajo?
-“Las obras en general las conozco todas. Verlas colgadas hace muchos años, que algunas ya no las veía, juntas tampoco.
Algunas las vi colgadas en el año 78, pero lo más significativo tal vez es que los hijos míos, el mayor tiene 29 años, y nunca vieron colgada la obra del abuelo. Es la primera exposición que conocen de la obra del abuelo colgada. Entonces, sabemos, tú sabes como plástico que eso es que una cosa es lo que uno hace en el taller o cuando lo tiene en su casa rodeado de un montón de cosas, y otra cosa es cuando la obra se la coloca para ser vista, destacada, en una superficie apropiada como en una sala de exposiciones como esta, que está muy bien.
Entonces, de alguna manera, 10 años del fallecimiento del viejo, esto es una oportunidad para las nuevas generaciones de conocer una obra y que para esa nueva generación además es un descubrimiento, un descubrimiento como si hubiese sido hecho ayer para ellos, y un descubrimiento donde se han comprometido. Ahí hay un colectivo de gurises, de gente joven, algún veterano, que están trabajando paralelamente a esta instancia de la exposición en rescatar, ordenar, divulgar, valorizar, desde el punto de vista de su aporte a la plástica según los ojos de generaciones más nuevas. Lo cual es muy gratificante ver cómo esto pasa a una generación nueva. Yo no me siento protagonista de esto, ni actor, ni nada por el estilo, sí como parte de los propietarios de la obra, de ofrecerla para que sea exhibida, pero la apropiación de esa obra por una generación que es la que tiene que seguir adelante con esto”.
Periódicamente vemos en las redes sociales obras de Cabezudo. Están haciendo un trabajo de compilación importante.
-“Exacto”.
¿Qué finalidad va a tener eso más allá de la divulgación?
-“Bueno, este colectivo, integrado por gente joven, tomó esta publicación en Instagram. Utiliza la herramienta de Instagram, que es una herramienta muy de gente joven, para dar a conocer la obra a un público que generalmente es de esa edad. Hace un par de días está en la web una página de Fernando Cabezudo, que está en proceso, pero en definitiva, como ya parecía mencionada en los impresos de esta exposición, está subida y que también pretende recorrer la biografía, la historia completa de Cabezudo, el currículum, que parte de la investigación que han hecho. Hemos descubierto cosas que no las teníamos presentes, que no las teníamos registradas, con apoyo de gente que se dedica a la investigación de este tipo de cosas.
Y bueno, es un segundo paso, que va en definitiva construyendo un grupo de gente interesado en esto, y como son las cosas de este tiempo, si bien tienen un horizonte de largo plazo de visualizar, mostrar, hacer conocer, promover, el camino será el que el tiempo, las ganas, el entusiasmo y que se vayan sumando.
Es decir, ese fue el primer paso que se propusieron. El segundo paso se puede ver en la web ahora, incompleto todavía, pero bueno, seguirán. Veremos por dónde van”.
¿Y el trabajo más difícil? ¿La obra física? ¿Cuál va a ser el camino de todo ese trabajo?
-“Bueno, la obra física está en una situación, digamos, de sucesión.
Hay una sucesión, están designados los herederos, la sucesión está cerrada, lo que hay que encarar es qué pasa con lo que se llama, después de hecha la sucesión, la partición de la obra. Bueno, ese es otro tema. Lo que sí estamos haciendo, y cuando digo estamos como colectivo, es más allá de que está inventariada, y hay, es un inventario de unos 10.000 elementos. Cuando decimos elementos son piezas, que puede ser un cuadro, como puede ser una cartulina con 5 dibujitos pegados, y hay 10.000 elementos que se están fotografiando y que se están incorporando a una base de datos sistematizada que describe las técnicas, las dimensiones, los temas, el año en que se hizo, es decir, toda la información básica de cada uno de esos elementos.
Es un trabajo que está en proceso ya desde hace un buen tiempo, que tiene un avance ahora de unas 2.000 fotos, que hay que catalogar. Donde participamos varios, porque en definitiva la catalogación, uno puede tener un dato, el otro tiene otro, los criterios están más o menos definidos, pero bueno, es una tarea también de largo aliento.
Entonces, la obra en ese momento está en ese estado, está en depósito, se está registrando y se está catalogando, y después el tiempo irá diciendo cuáles son los sucesivos pasos hacia adelante”.
Lo importante también es que esta obra va a viajar a Montevideo y se editó un catálogo que también va a resumir...
-“Sin duda, sin duda.
Además, armar esto de la cronología, es decir, el viejo en este momento tendría 98 años. Contemporáneos no quedan. La gente que conoció la obra durante el tiempo que se fue produciendo, salvo alguna excepción de algunos más jóvenes que estuvieron vinculados a la plástica y que tuvieron la oportunidad de conocer la obra, en la medida que esa generación va desapareciendo, va desapareciendo la memoria. Es decir, se hizo esto, se mostró esto, esto lo hizo en tal momento, cuando yo conversé con él... Todo eso se disuelve, desaparece. Entonces, esta tarea lo que tiene como cometido, conjuntamente con la exposición, cuando se traslada a Montevideo el año que viene, que es lo que la Intendencia nos propuso a los propietarios de la obra para llevar adelante esta muestra, tiene que ver también con esa recuperación en el otro ámbito, que fue en el ámbito donde básicamente se desempeñó Cabezudo.
Mi viejo, la primera exposición en Mercedes, la hace en el año 94. Cuando ya tenía 70 y pico de años. Es decir, no era su ámbito el de Mercedes, siempre se movió en el ámbito nacional.
Bueno, es la oportunidad también de que vuelva al ámbito nacional, un poco con las mismas características de la muestra esta, para de alguna manera lograr lo mismo que estamos tratando de lograr acá, que las nuevas generaciones, si lo valoran como bueno, se lo apropien, porque en definitiva los productos culturales a veces tienen un valor y una vigencia en un determinado momento puntual de la historia y después se envejecen. Eso lo dicen las generaciones que siguen. Y eso lo dice el tiempo y las generaciones que siguen.
Entonces, bueno, acá hay un colectivo, hay una generación que entiende que sí, que tiene un valor hoy, Siglo XXI. Bueno, veremos cómo eso evoluciona”.
Dijo Enrique Aguerre. El director del Museo Nacional
de Bellas Artes, curador de la muestra “Mundo
de coloresy formas” se refirió a la
importancia y la vigencia de este artista mercedario.
Enrique Aguerre realizó la curaduría de la
muestra “Mundo de coloresy formas” de
Fernando Cabezudo que fue inaugurada enPinacoteca Eusebio Giménez. En ella pueden apreciarse 38 obras en diferentes
técnicas que son apenas un esbozo de la amplísimaproducción de Fernando Cabezudo (1927-2014).Aguerre en diálogo con@gesor comentó
“hay mundos de Cabezudo. Esas osamentas en campaña, carancheadas por los
cuervos.Y de repente le vas la mirada
sobre el horizonte y esa pradera ya geométrica. Y ahí cambió la luz y cambió el
color. Y es la luz del río, y es la luz del río Negro, y son los pájaros.Y hay una musicalidad. Y de repente viene a
lo grave, a lo metafísico de estos personajes, donde se puede ver la ansiedad,
el miedo, la relación de la existencia del hombre chiquitito con el universo”.
Un trabajo retrospectivo sobre la producción
de Fernando Cabezudo. Un trabajo que hacía mucho tiempo que no se veía sobre
él. Para quienes no están en el mundo de la plástica, ¿Qué significa Fernando
Cabezudo?
-“Eso es importante, que Mundo de Colores y
Formas en realidad es un homenaje. No digo retrospectivo porque estamos
hablando que la obra de Cabezudo actualmente son más de 3.000 obras. Y acá hay
38. Nos excede la palabra retrospectiva que demanda más otros tiempos.Y lo vamos a hacer porque la idea de esta
exposición es el año que viene llevarla a Montevideo, al Museo Nacional de
Artes Visuales. Entonces, es un homenaje donde junto a Aparicio Arcaus hicimos una selección de
momentos destacados o muy destacados de la trayectoria. Son 60 años de
trayectoria de Cabezudo.
Entonces, tenían que estar los grabados,
tenían que estar las litografias, la pintura, el río, tenían que estar las
abstracciones, los retratos. Es un mundo riquísimo que pasa por los ojos y por
la técnica que desarrolla Fernando Cabezudo, lo que los hace muy singulares. Y
ya ven la potencia que tienen las paredes.
O sea, 38 obras y no hay nada más. Por
supuesto que después va a haber que hacer foco en cada una de las series. Pero
queríamos, por una parte, homenajear a Cabezudo cuando se cumplen 10 años del
fallecimiento.
Pero por otro lado, abrir a todo público al
artista Cabezudo, porque creo que acá hay mucha gente, vemos mucha gente joven,
gente que lo conoció, pero mucha gente joven que no sabe quién es Cabezudo.
Nos ocurre con artistas que durante mucho
tiempo desarrollaron su obra y ya no están, que las nuevas generaciones no lo
conocen. Entonces, hay que volver sobre la obra, hay que volver a revisitar la
obra para un público nuevo, no necesariamente joven, porque hay otra gente
también que no lo conoce.
Él trabajó toda su vida en Mercedes, trabajó
desde acá, viajó para ver los referentes en arte que él tenía, pero casi dedicó
toda su energía a desarrollar su obra en el taller. Entonces, no era fácil
acceder a la obra de Fernando Cabezudo. Y las exposiciones cumplen ese rol, de
hacer público una obra que es fundamental”.
Un autor bastante particular, porque no sólo
que se instaló en Mercedes, sino que no se afilió a ninguna escuela, que siguió
su propio estilo y su propio impulso.
-“Sí, repasando el fondo documental que tiene
la familia, que quiero agradecer también a la familia, porque sin la familia no
había acceso a la obra, y tiene un fondo documental muy importante. Además de
las clases que tomó de niño con Scolpini de dibujo, es autodidacta y se definía
como autodidacta.
No le gustaba. Unos le dicen que es abstracto,
otros que es figurativo, otros que es expresionista. Él iba y venía, y depende
de las series que quería desarrollar, tomaba las herramientas que tenía que
tomar y el lenguaje. Pero para eso hay que tener un dominio de la técnica muy
importante, Cabezudo lo tenía”.
Y que tampoco lo tenía empacho, porque hay mucha influencia de
Picasso, que muchas veces puede decir, estaba copiando a Picasso, pero
simplemente estaba tomando lo que le servía para volcarlo a su obra.
-“Un artista, aunque se ponga a copiar a otro
artista, y tan inmenso como Picasso, no va a salir un Picasso. Va a salir una
obra de Cabezudo con influencia de Picasso.
Pero hay una constante, en muchos de los
cuadros que podemos ver, más allá de que sean retratos, paisajes, que está la
huella personal. Yo insisto que hay mundos de Cabezudo. Esas osamentas en
campaña, carancheadas por los cuervos.Y
de repente le vas la mirada sobre el horizonte y esa pradera ya geométrica. Y
ahí cambió la luz y cambió el color. Y es la luz del río, y es la luz del río Negro,
y son los pájaros.Y hay una
musicalidad. Y de repente viene a lo grave, a lo metafísico de estos
personajes, donde se puede ver la ansiedad, el miedo, la relación de la
existencia del hombre chiquitito con el universo.
Es una visión de un artista completo, que liga
la circunstancia humana con el universo a través de la pintura.
Y esa tarea lleva toda la vida, y Cabezudo le
puso el cuerpo a esa tarea. Y se nota, por más que haya influencia. Por
ejemplo, el otro día veía unas imágenes de Cabezudo con un gran amigo de él,
Gustavo Alamón.Y claro que había una
idea de vuelta entre Alamón y Cabezudo, Cabezudo-Solari. Pero es una idea de
vuelta no tanto de influencia, sino de ver, o de visiones del mundo que a veces
son complementarias y a veces opuestas. Y ahí surge la riqueza.
Nosotros tenemos un universo plástico propio
en el Uruguay, que es bien interesante. Y estoy nombrando justamente Alamón de
Tacuarembó, a Solari de Río Negro y a Cabezudo-Mercedes. Litoral y un poco más.Alamón además fue bombero en Fray Bentos, entonces
tomaban mate, charlaban y discutían. Los salones del interior fueron también
muy importantes.Los de Dumas Oroño en
San José y otros. Fueron para que ellos se conocieran y formaran comunidad.
Acá lo que podemos también es ver, ya del año
70, con las imágenes del Hum, los grabados ,esa carpeta maravillosa, que se rompe con el lugar común de que los
artistas más sofisticados y más complejos están en Montevideo y en el interior
hay copias. No. Cuando Cabezudo va a Montevideo en el 70, dicen¡opa!, esto es un artista. Un gran artista. Y
así fue durante toda la trayectoria.
Hay que conocerlo, hay que tener la
posibilidad de ver la obra y de eso se trata esta exposición”.
Esta muestra estará habilitada en Pinacoteca Eusebio Giménez hasta enero próximo.
Se realizó la apertura de la muestra “Mundo de colores y formas”, un breve recorrido por la vastísima producción de Fernando Cabezudo ](1927-2014). Esta muestra consta de 38 obras entre óleos, dibujos, y grabados de este artista plástico y docente.
“Cabezudo da conciencia plástica al instinto y maneja el pincel en graduaciones de color que llegan a convertirse en muchas obras, en imágenes caleidoscópicas” (diario La Mañana, 1974). Obras que recogen imágenes del río Negro, animales y vegetación , osamenta de animales, o personajes que miran como interpelando al expectador.
En la apertura numeroso público pudo apreciarla, pero podrá seguir visitándola en los horarios hasta enero de 2025.
En la apertura el director de Cultura, Lic. Javier Utermark, el director del Museo Nacional de Artes Visuales, Enrique Aguerre, y el Lic. Aparicio Arcaus, encargado de Museos de la Intendencia de Soriano se refirieron a la trayectoria y la trascendencia de la obra de Fernando Cabezudo.
Amistad,historias corrientes, deexperiencias de gente,deartedeantiguay contemporáneajuventudcreativa,deunmundo recorrido…
Todo
ello estuvo aquíen nuestrohogar,juntoamifamilia y yoalegrándonosemotivamenteen la clara y brillante
tardede marzo…
Justoenunmomento deltiempo,muchomásamabletras un largo,caluroso, soleadísmioy sequísimoverano 2018.
Roberto
SariTorres
………………………………….
Por la calle Timbó llegaronNico Giornado, audaz viajero,laburantebuscavidapor lavieja Europa, yahoraarraigadaslasvelas ,dejósunao
surta en laribera sansalvadoreña.
Aldo García Calvo (y la señoraNery)llegaronporacáel
díaqueestenieto deaquel viejoasturianofundadordelbarrio natal, allápor1930, cumplía94 años. Este empedernidoviajeroporel mundo,poruna tardeechóanclas en la “rada” dela calle Timbó,250metrosalNoroeste
de la casafundadoradeFlorentino Calvo.
Con ellosllegó Dino Ciarlo -el “Dino Milongade pelo largo”-adjuntoasuguitarracargadadegloria,memoriaehistoriasculturales -musicales delCanto
Popularuruguayoy latinoamericanista .
Otros grandesanterioreslatocaronrespaldandomusicalmente,milesdecancionesen incontablediscografía, recitales yvariopintosfestivales y encuentros de cantoy lamúsica quea todoorientalloidentificaeinterpreta.
Enmanosde Dinoahora talheredadencontradaacompañóel lindísimorecitalcon el queen los breves 13metros
cuadrados de lasalita de casa,el gran cantautor nossaludóy nos emocionó con “Milongade
pelo largo” y el sostén musical desuhistóricaguitarra, el Dinopusounallavedeoroa la tertuliade la tardede marzo,alládondevivo,dominioorientalde Dolores territorialal Noroeste de l barrio Calvo.
Don Aldo, Nery,Nico, Dino… los que hicierondeuna tarde,vieja ya porque ya pasó,un momentohumanamenteencantadoreinolvidable.
Anocheceya, en el
hemisferio. En elvolumen de la salita quedan los ecosdelconversar de la amistosatertulia; de los cuentos de la
realidad oparecidasaella;
delcantory lamúsica deesa guitarraqueguardaen sumadera la heredad melodiosacon quetemporalesy solesnutrientes del agua y de la tierramontarásdondecrecióel árboly
elarte del carpintero,del lutier, la guitarra del Dinoledieronlaalta distinciónde sucalidady calidezmusical.
La luzde la lamparillasereflejaen la oscurabotella vacíasobre la mesa.Los amigossemarcharon con la nostalgiaquemarcaránlos presentes sucesivos,porunatardecoloquial del pasadoen un lugardela ciudadyen
elbarrio Calvo (representado porelpropio nieto deFlorentino).
Titiriterodecircunstanciasel destino parecemover lasvidashumanasasuantojo.Pero no;sólonosotrostenemos la capacidad demantenera losprotagonistasdeunaescenacomoesta en el lugardeltiempode los mejoresrecuerdosque elsentimiento tiene para guardar“sus
hoy”,justouninstante antesque “los mañanas”lossustituyan.
martes, 31 de octubre de 2017
Viglietti,
un cantor para leer
Aldo Roque Difilippo
Daniel Viglietti (Montevideo, 1939-2017) se nutre del folklore tradicional, asumiendo una propuesta académica, como pocos, pero no exento de la sensibilidad popular. Algo que lo convierte en una extraña y atractiva mezcla de poeta depurado y cantor popular. Algo que incluso ha llevado a algunos críticos a comparar su propuesta musical y poética con la impuesta al tango por Astor Piazzolla, o como lo afirma Elbio Rodríguez Barilari: “Después de Gardel (Viglietti), sigue siendo el músico uruguayo más conocido por el mundo”. Con una marcada posición política de izquierda, reflejada en sus textos. Si bien la ideología política de Viglietti puede o no ser compartida, la estructura de sus textos lleva al reconocimiento, ante la belleza
Danilo Cardona (derecha), Aldo Difilippo (izquierda), junto a Daniel Viglietti en casa de Héctor Rodríguez Cacheiro, Mercedes, 1993
poética-musical. Inclusive las composiciones “panfletarias” como “El Chueco Maciel” o “A desalambrar”, tienen la belleza rotunda de texto y música que aplasta cualquier argumento de sus detractores.
“Te contaré una historia / amarga o más. / Te la canto por eso / y que caray. / Era Van-Dig la aldea / allá en Vietnam. / Era, digo, una escuela, / no digo más. / Vinieron por el aire, / vuelo mortal. / Quedó sólo un cuaderno, / no digo más” (“Dinh-Hung, Juglar”).
Contemporáneo al nacimiento del “canto popular” y sus cultores más destacados, a diferencia de ellos, Viglietti fue tomando diferentes elementos hasta conformar un estilo para nada convencional para los cánones folclóricos en su sentido más ortodoxo.
“A fines del ‘60 es todo un guitarrista”, agrega Rodríguez Barilari. “Lo recuerdo siendo todavía un niño, en un concierto del Centro de Protección de Chóferes haciendo Milán, Sor, Bach, Villa Lobos...”.
En una de sus visitas a Mercedes, en una rueda informal entre amigos, tras su concierto, nos contó de sus primeros años de guitarrista junto a su padre, haciendo tangos en las fonoplateas radiales. Todo ello confluye en su propuesta musical y poética, convirtiéndolo en un cantor para leer.
A diferencia de sus contemporáneos, las letras de Viglietti se develan en la intimidad de la lectura, en tanto sobre el escenario, el ritmo de música y texto permiten otra lectura a profundizar al leer el texto.
Quizá por ello su producción no es extensa, aunque sus discos son vendidos por miles. “Soy lento”, nos dijo ante la casi exigencia sobre una producción discográfica mayor. Una lentitud influenciada quizá por la meticulosidad de sus textos.
Esdrújulo es el más claro reflejo de esa conjunción entre el guitarrista y el poeta, donde confluyen la música antigua y la milonga, sus fuentes, que por evolución, o nuevas premisas, le han llevado a virar en algo la estructura de sus poemas. Nos encontramos con un Viglietti menos directo, donde la sutileza juega un papel preponderante en la seducción del público. Un trabajo rotundo en conjunto, con temas tales como “Canción para armar” de una sutileza tal que ni por asomo se acerca al golpe bajo al abordar un tema tan atroz como la tortura: “...la cabeza bajo el agua / como un pez de branquia rota / te recorre hasta la infancia / te encapucha la alegría / no esperaba esto que espero / de codos bajo la noche / en el día lastimado / nadie sabe qué le espera”.
Esa confluencia entre las diferentes tendencias musicales que conviven en la creación de Viglietti y los estilos más tradicionales de este suelo, se reflejan en “La llamarada”, por ejemplo, cuando el poeta canta “El sueldo de un pión carrero / nunca se debe aumentar, / pa que valore el dinero / y no aprenda a malgastar. / Los piones, dijo el dotor, / no son hombres delicaos, / a ellos no le hace el dolor / porque están acostumbraos”; con una base rítmica poco tradicionalista para el lenguaje utilizado.
“La canción de Trilce” (su hija), es un exponente de la fusión de un texto, si se quiere pueril, con una musicalidad difícilmente igualable: “tan chiquí / tan chiquita que es la tierra / si la mi / si la miran desde el sol / tan chiquí / tan chiquita que es la infancia / cuando vi / cuando vino se escapó”.
Algo que en otros autores se trasunta en una conjunción entre un texto sencillo y una base rítmica de corte tradicional, y que en Viglietti se colma de timbres musicales emparentados con la sonoridad del idioma y su métrica.
(*) la fotografía corresponde al año 1993, y fue realizada por Héctor Rodríguez Cacheiro.
Durante la inauguración del Espacio Memoria de Mercedes - 10 de diciembre 2016-
Viglietti: “Sigo cantando por la urgencia de hacer un mundo más justo”
La última entrevista que fuera publicada en LA REPÚBLICA a Daniel Viglietti fue el 11 de febrero de este año y fue la que concedió a la agencia de noticias estatal argentina Télam, en el marco de su regreso a la escena musical porteña con dos recitales en la Sala Caras y Caretas para presentar lo que definió como “canciones donde memoria y futuro bailan juntos”.
El cantautor, que era una consecuente voz de la canción popular latinoamericana, sostuvo en la oportunidad que “es como si hubiera un conjunto de ideas y sentimientos que llega conmigo a interpretar canciones que me vienen de la sensibilidad que me trasmiten gentes que se resisten al olvido. Gentes que defienden su amor a la verdad y su confianza en que llegará un día en que en el horizonte social será como una explosión de luz”.
El trovador, que aún tenía 77 años –ayer cuando falleció ya había cumplido los 78-, legó canciones emblemáticas como “A desalambrar”, “Canción del hombre nuevo”, “Declaración de amor a Nicaragua”, “A una paloma”, “Esdrújulo”, “Che por si Ernesto” y “Esta canción nombra”, por citar apenas algunas.
Aunque está habituado a los reconocimientos ¿Cómo vivió haber recibido la Orden de las Artes y de las Letras de parte del gobierno francés?
Me emocionó porque una parte de mi vida, los años de exilio, los viví en Francia, y porque mi madre, la recordada pianista Lyda Indart, vivió allí muchos años, adquirió la nacionalidad, como yo lo hice años más tarde, y me trasmitió su cariño por ese país que aprendí a sentir también como mío.
Además allá viven mi hija Trilce y mi nieto Gaspar, que cumple ahora un año. Y allí conocí a mi actual compañera, la psicoanalista mexicano-francesa Lourdes, y a la madre francesa de mi hija, Annie.
Y tuve amigos franceses muy solidarios. Cuando en Montevideo el embajador de Francia me otorgó esa condecoración, agradecí lo que sentí que me venía de la Francia del histórico resistente Jean Moulin, del cantor anarquista Leó Ferré, de un Jean Paul Sartre –que fue uno de los que firmó por mi libertad cuando estuve preso en Montevideo en 1972- de un Frantz Fanon, de una Marguerite Duras, autora del guión del filme “Hiroshima mon amour”.
Bueno sentí que esa condecoración me venía de la Francia libertaria, desde tantos seres con los que he compartido y comparto una concepción de la vida basada en un proyecto de verdadero socialismo.
¿Cambió su manera de enfrentar un escenario con el paso de los años?
Más que enfrentar el escenario, más bien me ubico en él. Mantengo mi estilo de atril y banquito, luz casi fija y entre canción y canción voy agregando palabras, situando las temáticas. Todo eso mientras respiro lo que me llega del público, que en general es un silencio atento y entrañable. Trabajo, musicalmente hablando, con claroscuros, trato de manejar muchos matices en la voz y en la guitarra.
Y también con contrastes en la narrativa que va surgiendo del recital. Allí pueden convivir una canción de cuna, como “Negrita Martina”, que ha sido versionada en Argentina por Mercedes Sosa y Liliana Herrero, entre otras voces, y “Ojaleando”, una suerte de resumen de algunos de los problemas que atravesamos los que nos mantenemos con la conciencia despierta en estos tiempos en que hay que seguir trabajando y cantando por una justicia verdadera.
¿Qué cosas lo motivan a seguir componiendo y cantando?
Es cómo si me preguntaran por qué respiro. Es una necesidad casi biológica, aunque te confieso que no soy de los que están todo el día concentrado en la música. Necesito salirme periódicamente de la condición de cantautor. Alguna vez he pensado que si por alguna razón no continuara cantando y componiendo -lo que da más trabajo que cantar- yo sería escritor, cineasta o psicoanalista, vaya a saber.
Todos caminos vinculados a una interpretación de la realidad con pluma, cámara o diván. Al decirlo me doy cuenta de que siempre se trata de conexiones con lo exterior, con los semejantes y su aventura de vivir luchando por lo más justo. Pero no soy ni escritor, ni cineasta ni psicoanalista.
Soy lo que soy, que no sé bien cómo definir, aunque si pienso en mi larga actividad creando programas de radio o de televisión, suele decirse comunicador, puede ser. Uno es muchos, y muchos paran la oreja para oírlo a uno. Desde esa dialéctica sigo dando gracias a la vida. Y a los amigos y amigas de Argentina, que no son pocos. No digo nombre ni seña, sólo digo compañeros.
¿Cómo definiría la actualidad de la canción social?
Las definiciones son todo un problema. Canción-protesta en una época, luego canción comprometida, a veces canción testimonial, aquí canción con fundamento. He terminado por adoptar el término con que titulo mis trabajos actuales: “Canciones humanas”. Pueden ser de opinión, de conciencia, de amor, de paisaje, de reflexión sobre el interior de nosotros mismos, pero que siempre nacen de una sensibilidad compartida con los que porfiadamente seguimos imaginando un mundo diferente.
¿Sobre qué cuestiones considera que hay que seguir cantando?
La realidad siempre va respondiendo esa pregunta. Uno canta apoyando las causas de los pueblos que resisten, como la Cuba que sin Fidel sigue su camino, como la Venezuela bolivariana, como los procesos de Bolivia, de Ecuador, de nuestro Uruguay, donde en medio de políticas progresistas hay que enfrentar la impunidad, ejercer justicia con los represores de la dictadura, avanzar mucho más en eso, como ocurrió en los últimos años en la Argentina.
Uno no es una máquina editora de canciones “políticas”, me parece que hay que tratar de ser leal a uno mismo, no traicionarse, saber que dentro somos un país con aduanas, con precipicios, con maravillas, con trampas. Adentro, en las entrañas del día a día, también hay un combate entre la memoria y el olvido, el valor y la cobardía, entre la transparencia y la niebla, entre el dolor y la alegría, todas parejas que bailan juntas este vals de estar vivos.
Un repaso a piezas clave de la obra del cantautor, que murió ayer a los 78 años
Cantando en un acto del Día de los Trabajadores, en 2005
Daniel Viglietti murió ayer a los 78 años, y dejó una trayectoria que incluyó 12 discos de estudio y decenas de canciones, algunas de las cuales han pasado desde su publicación al cancionero popular uruguayo. Canciones indiscutidas, más allá de ideas políticas, simpatías intelectuales o gustos musicales.
Esta es una selección de apenas cinco de esas composiciones. Algunas son de las más populares, si, pero no por ello dejan de tener un valor musical, histórico y cultural relevante.
El viento
En 1963, Viglietti publicó su primer disco, Canciones folklóricas y seis impresiones para canto y guitarra, donde marcó algunos elementos clave de su estilo personal. El músico y periodista Andrés Torrón destaca en el capítulo dedicado al disco en su libro 111 discos uruguayos la fusión particular del folclore (influido sobre todo por artistas como Atahualpa Yupanqui), los compositores impresionistas como Ravel y la balada tradicional que plantea el uruguayo, algo patente en canciones como esta.
A desalambrar
Probablemente la canción más conocida de Viglietti, fue parte de Canciones para el hombre nuevo, de 1968, grabado en Cuba. Ya en este momento de su carrera, el artista se había volcado hacia una faceta más folclórica, además de consolidarse como un cantante político, asociado a la ideología de izquierda, como muestra este tema, un claro ejemplo de la canción de protesta que luego sería versionada por artistas como Víctor Jara, el sueco Jan Hammarlund, y artistas de todo el mundo.
Yo no soy de por aquí
Parte del disco Canto Libre, lanzado en 1970, esta canción destaca por reunir a Viglietti con el poeta y compositor tacuaremboense Washington Benavides (fallecido en setiembre de este año), uniendo así a dos nombres clave del movimiento del canto popular uruguayo. La historia de un hombre que busca un lugar ideal, y que en caso de que no exista busca ayudar a crearlo, de tono idealista y marcada por un arpegio de guitarra, un rasgo compartido por otras composiciones del autor.
Gurisito
Otro de los éxitos de Daniel Viglietti, se publicó por primera vez en Canciones chuecas, disco de 1971, en el que se mantiene la postura musical y política del artista, y en el que también defiende la lucha armada de movimientos como los Tupamaros. Esta canción tiene un tono más optimista y alegre, con un trabajo de guitarra más animado, rasgado y el acompañamiento de la percusión y el bajo, alejando a Viglietti del trabajo a guitarra y voz que desarrollaba hasta ese momento.
El Chueco Maciel
También parte de Canciones Chuecas, se trata de una canción particular por dos factores. El primero, es que se basa en un personaje real, un ladrón procedente de Tacuarembó que repartía su botín con sus vecinos y que fue muerto por la policía en 1971, cuando tenía 20 años. El segundo es que la estructura y el sonido de la canción se vincula también al rock, un género que Viglietti apreció, defendió y difundió durante toda su vida y carrera.